Había una vez en las montañas de Etiopía...

Un pastor llamado Kaldi, quien cuidaba de su rebaño con diligencia y amor. Un día, mientras observaba a sus cabras pastar entre los arbustos, notó que algunas de ellas se mostraban particularmente animadas después de mordisquear las bayas rojas de cierto arbusto. Intrigado por este comportamiento, decidió probar una de las bayas él mismo.

Para su sorpresa, la baya tenía un sabor intenso y vigorizante. Kaldi pronto se sintió lleno de energía y vitalidad. Emocionado por su descubrimiento, llevó algunas de estas bayas al monasterio cercano, donde los monjes, al experimentar con ellas, encontraron que las bayas les ayudaban a mantenerse alerta y concentrados durante sus largas horas de oración.

Los monjes, inspirados por esta revelación, comenzaron a secar, tostar y moler las bayas para hacer una infusión que llamaron "qahwa". Esta bebida se hizo muy popular entre los monjes y se extendió rápidamente por toda la región. Con el tiempo, la palabra "qahwa" se transformó en "kahve" en turco, y finalmente en "café" en inglés.

Así, gracias a la curiosidad de un pastor y la sabiduría de los monjes, nació una de las bebidas más queridas y populares del mundo, que hasta el día de hoy nos brinda momentos de calidez, compañía y deleite.